lunes, 30 de mayo de 2011

Otras realidades

"Este es otro de esos relatos los cuales me viene una idea y la dejo plasmada en el papel. Y después me olvido de él.

Nunca lo seguí, ni tan siquiera esbocé algo parecido a un guión de lo que pudiera ocurrir.
No le busqué ni un título, el que tiene puesto ahora lo acabo de pensar.

-El Carcelero."


EL PLANETA ABANDONADO

Mas allá de mis oscuros pensamientos existe un universo llamado yo. El cual se alla escondido tras una nebulosa color sangre llena de ira, odio y sufrimiento. En ese universo existe un infinito numero de galaxias, las cuales tienen un numero igual de infinito de sistemas solares. Pero solo en uno de ellos hay un planeta habitado. El cual se encuentra suspendido en el invisible vació que es el espacio que hay alrededor de un sol. Este sol es de color naranja fuego e ilumina su firmamento cual observador aburrido. Mas allá de la escasa capa de ozono de ese mundo y de las nubes tóxicas que viajan por sus cielos, se encuentra una tierra diezmada por miles de años de contaminación, guerras y abusos por parte de los seres que habitan en ella. Uno de esos habitantes se llama Galow.
Y esta es su historia.


EL REFUGIO

Galow miró el cielo a través de su mascara respiratoria. El sol de un color rojo sangre estaba empezando ha salir y daba un toque irreal al paisaje. El desierto de ceniza que se extendía enfrente de él empezaba ha brillar bajo aquel bello amanecer. Pronto esa belleza se tornaría en dolor y sufrimiento o aun peor, en muerte. Bajó su mirada a la compuerta metálica que había en el suelo a su lado y la golpeó dos veces con la bota militar que llevaba. El sonido se extendió como si de un gong se tratase y de dentro surgieron otros dos golpes. Él, sabiendo la siguiente respuesta golpeo otras tres veces. La puerta chirriante empezó a abrirse dejando al descubierto una cabeza con mascara respiratoria de pelo castaño que él reconoció como Angus.
Recogió la bolsa que había dejado en el suelo y se dispuso a entrar. Algo se deslizó por la bolsa y cayó al suelo.

-Ya han entrado todos, tú como siempre eres el último. –La voz de Angus quedo amortiguada por la mascara.

-Pero traigo la bolsa llena. –Dijo Galow con una sonrisa que Angus no percibió, ya que quedo escondida por la mascara.

-Siempre te arriesgas demasiado y yo me la juego al abrirte.

Galow le quitó importancia a ese comentario con un movimiento de la mano.
Cuando los dos entraron, la puerta se cerró con un chirrido metálico. Y su conversación se perdió en un murmullo.
Un pequeño escorpión había conseguido salir por un agujero que se había hecho en la bolsa de plástico y corría todo lo que podía buscando un sitio lo suficientemente blando para poder enterrarse.

Al poco el Sol salió.

Todo quedo iluminado por una fuerte luz blanca.
El pequeño escorpión dejo de correr y pareció como si bailara, momentos después se volcó boca arriba y su caparazón empezó a crujir mientras se freía. A los pocos segundos estalló en llamas y en menos de un minuto solo quedaba de él un montón de cenizas grises sobre el suelo gris.


No hay comentarios:

Publicar un comentario